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martes, 29 de noviembre de 2011

Gustavo Adolfo Becquer


Gustavo Adolfo Bécquer


Como en un libro abierto
leo de tus pupilas en el fondo.
¿A qué fingir el labio
risas que desmienten con los ojos?
¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves: yo soy un hombre... y también lloro.

Cómo se arranca el hierro de una herida

Como de arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué.
¡aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él!
Del altar que le alcé en el alma mía
la voluntad su imagen arrojó.
Aun para combatir mi firme empeño
viene amente su visión tenaz...
¡Cuando podre dormir con ese sueño
en que acaba el soñar! Como en un libro abierto...

Yo sé un himno gigante y extraño...

Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche el alma enamorada,
y estas paginas son de este himno
cadencias que el aire delata en la sombras.
Yo quisiera escribirlo del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vamos es luchar, que no hay cifra
capaz de encerrarle y apenas ¡oh hermosa!
Si teniendo en mis manos las tuyas
pudiera al oído, contártela a solas.

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